La Apuesta (2)
Desde que perdieron la apuesta, las cosas con las chicas cambiaron. Andrea era esquiva, nunca se quedaba a solas conmigo, no me miraba a los ojos y solo me hablaba cuando la Maca estaba con ella. Las cosas con Macarena no siguieron como antes, pero tampoco eran como con Andrea. Desde la apuesta ella siempre sonreía al mirarme, me guiñaba un ojo al conversar y tomó como costumbre doblar su torso para hablarme cuando me daba la espalda. Por mi parte, cuando hacia eso, la miraba directamente a los ojos y solo entonces, a su vista y paciencia, bajaba la vista a su lindo culo y me quedaba un rato ahí. Cada vez que volvía a mirarla a los ojos, veía una radiante sonrisa. Después de una semana, la tarde del viernes casi no había nadie en la oficina y vi a la Maca caminar por el pasillo moviendo a sus caderas, directo a mi escritorio. Se detuvo y posó ese lindo culo en la mesa... -¿Repetimos la apuesta? -¿La Andrea también juega? - Sí, sé que quieres el par (guiñando un ojo...