Deudora (2)


La segunda vez que me encontré con esta "deudora" no fue nada especial. Para esas alturas ya tenía trabajo, vestía sobria, con un aburrido traje de dos piezas gris, chaqueta y pantalón, y traía su pelo recogido en una cola (eso si me gusta, pelo largo, mientras mas mejor, pero me conformo con que pueda hacerse una cola para poder manejarla). 





El día siguiente a nuestro segundo encuentro comencé a sentirme decepcionado por la situación. Tuvimos sexo standard, pero sentí que fue como masturbarme con un gran trozo de carne. Lo cierto es que ella se portó mucho mejor que el primer encuentro, por eso la traté con menor rudeza, un par de poses, terminé y nos fuimos, pero eso no era lo que quería. 

Cuando me llamó por tercera vez, tenía pensado lo que le pediría: "quiero que te pongas un jumper", obviamente dijo un par de cosas, pero al final dijo "bueno", como debía. Ella trajo un bolso, llegamos al motel, entramos a la pieza, la miré y le dije, "métete al baño y ponte el jumper". Al fin iba a cumplir una de mis fantasías, una mujer disfrazándose para mi, dándome en el gusto. Cuando salió... probablemente ha sido la frustración mas grande que he tenido en mi vida. 



Sí, traía jumper, pero un saco con tres hoyos habría sido mas sexy, porque de seguro habría sido mas corto, se puso un jumper que le quedaba grande y largo. Salió del baño y se quedó mirándome. ¿Como se atrevía a burlarse de mi?. Me paré y de una zancada llegué a ella, la tomé del pelo, la arrastré al borde de la cama, la puse sobre mis piernas y comencé a darle nalgadas fuertes y seguidas. Al principio ella no se movía, aceptaba muy bien los azotes, pero después de algunos comenzó a moverse y a quejarse, pero le sostenía la cabeza muy firme, asi es que no tenía mucho movimiento. 


Le pegaba, ella se movía, se quejaba, pero después de un rato, mientras lo hacía, entendí algo ... era mi culpa, ella estaba conmigo porque era su única salida, me obedecía porque sabia que si no lo hacía le iba peor. Debía hacerle entender que era lo que quería, tenía que enseñarle lo que debía hacer y como hacerlo, ya que ella no tenía interés propio en eso. Me detuve en la golpiza, tenia la mano cansada. 


"De pie y apoyate en el muro", lo hizo, "para la cola", no había mucha diferencia con ese jumper, podía tener joroba y no se notaría. Me acerqué a ella y le subí la parte de atrás de la falda, las nalgas rojas acusaban los azotes. Al menos la ropa interior era linda, nada especial, un tanga blanco sin adorno, pero lindo y le venía bien. Ella esperaba una buena nalgada, apretó el trasero cuando sintió que me acercaba, pero metí mi mano entre las nalgas y comencé a presionar su clítoris, frotaba toda la zona usando mi mano como un serrucho, cambiaba de ángulo mas arriba, mas atrás, rápido, algo mas lento. Con mi otra mano tomé el calzón, tiré hacía arriba y seguí con el movimiento. Al principio estaba incomoda, pero a poco andar comenzó con ese movimiento como apretando sus muslos, movía las caderas, al principio suave pero después ya no se controlaba. Cambié el movimiento, me mantuve tirando el calzón, pero me puse detrás de ella, empuje con las caderas y la aplasté contra el muro, metí mi mano libre por delante, dentro del tanga. Era cómico el que ella no supiera adonde moverse, yo tironeaba el calzón, la empujaba con mi cuerpo y la masturbaba. Me sentía bien así, ella no tenia nada de control en sus movimientos, lo tenía yo, estábamos tan cerca que sentía su cuerpo, su respiración, los pequeños quejidos, en un momento me di cuenta que tenia la cabeza apoyada en el muro y los ojos cerrados, estaba entregada. 


Me separé de ella con un paso, ella miró atrás, buscándome. 


"Sácate todo", finalmente mi fantasía había fallado, asi es que mejor pasar a otra cosa. 


"En la cama" solo le apunté, ya era obediente, lo hizo sin pensar. me acosté a su lado y comencé a jugar, ella puso la cara hacia el otro lado para no mirarme. Peñizcaba esos pezones lindos, ella solo se quejaba un poco, metí mi mano entre las piernas y subí, llegué a la vagina y seguí aplastando su clítoris. Acerqué mi boca a su cuello y lo lamí, movía dientes y lengua imitando un mordisco. Tomé su brazo izquierdo y lo puse bajo su cuerpo, el derecho lo aplasté con el mio, metí mis piernas entre sus muslos y le abrí las piernas todo lo que pude, aplastándola. 


Estar tan abierta la incomodó, quiso moverse... tonta... le metí dos dedos en la vagina, comencé a mover rápido, fuerte, hice unos movimientos y se mojó. Al principio, se resistía internamente, apretaba los labios y miraba al otro lado, pero cuando se mojó perdió el control, movía las caderas tratando de mejorar la penetración de mis dedos, trataba de mover sus caderas pero no la dejaba. Mi posición era incómoda, hubiese sido mas fácil tenerla atada, pero no habían cuerdas y no sabía atar con seguridad para ella. De todas maneras era sexy, era yo quien la aplastaba, sentía mi calor así como yo el suyo.


En un momento me miró, le devolví la mirada a los ojos, acerqué mi cara a la suya y le respiré encima, seguía moviendo los dedos. Obviamente ella perdió, apartó la mirada y seguí, de pronto su respiración se transformó en gemidos, luego en gritos, no desaforados, pero gritaba. De pronto tenía mi mano mojada y ella se contorsionó tan fuerte y repentinamente que casi me bota (recordándolo me da risa, tan pequeña, pero ese espasmo fue tan repentino que me sorprendió), trató de estirar las piernas y abrió la boca en un grito, un grito sin ruido, era como un pez fuera del agua, se movía como serpiente con la boca abierta, gritando sin ningún sonido, al final un gemido sencillo. 


La dejé reposar solo unos segundos, me paré a admirarla, cara roja, piernas abiertas, los brazos flácidos a los lados del cuerpo, respiraba de golpe, cada expiración era un "juuu" quedito. Me tocaba recompensa por mi labor, me agaché, la tome fuerte del pelo, la paré de golpe, ella se quejó, pero no hubo resistencia. La guié con el pelo, de pie, de rodillas, me senté en la cama frente a ella y ubiqué su cara frente a mi pene, la miré "ya, dale", me miró una vez, inútil hacerse la tonta, bajó el cierre y sacó mi pene. 


Diablos estaba tan duro que fue algo doloroso y tan caliente que casi me corro con solo sacar mi pene al aire, el cambio de
temperatura era estimulante (Mayo). Miró solo un segundo mi pene y se lo tragó, lo único que realmente sabía hacer bien desde el principio, pero esta vez había intención real en darme en el gusto. Usaba mucha saliva, eso no me molesta, se lo metía adentro profundo, de pronto lo tomó con una mano.



"No, chúpalo, si quisiera usar las manos me masturbaría solo", lo tenía en la boca, me miró y soltó la mano y la bajó, siguió chupando y de pronto ya no aguanté, agarré su cabeza y empujé con las caderas; duro, dos, tres veces, y eyaculé, puso sus manos empujándome, no la dejé, palmoteó mis caderas y dejé de moverme, tosió, escupió, se paró y
corrió al baño, sentí el agua correr mientras me relajaba. 



Volvió del baño, caminando en cortos pasos, no sabía donde poner sus manos, miraba el suelo, brillo en su entrepierna. "A la ducha", me miró mientras me sacaba la ropa, era la primera vez que íbamos a bañarnos. 


En nuestro primer encuentro ni me bañé, ni nada, el segundo me bañé solo y la dejé después de vestirme, esta vez, sería diferente. Ella entró al baño, me paré a mirarla, tonta, nada sensual en sus movimientos, dió la ducha y controló la temperatura. 


"¿Está bien?" me miró y solo movió la cabeza afirmativamente, la tomé de la mano y nos metimos a la ducha. 


Primero la mojé entera, le di vueltas, tomé el jabón e hice espuma, le enjaboné los pechos, el cuello, la cintura, le di vueltas jabón entre los glúteos, que lindo como escurría la espuma, tomé el jabón y le froté el ano, me miró asustada "no te preocupes, solo juego", le di vueltas y jabón en su vagina, espuma abundante con mi mano, chapoteaba, rico, rico. Creo que me agradecía estar limpiándola, me miró tímidamente, solo un par de veces, terminé de lavarla y estaba duro de nuevo ... pero tenía un plan. 


Terminamos, la sequé como a una niña, la toalla en sus pechos, frotando su cuello, en la entrepierna, las piernas ... "Vístete". Se vistió, igual yo, formalita y sosa, me paré frente a la puerta, ella se ubicó a mi lado, ella iba a abrir la puerta y la tomé del pelo, de esa cola que se hacía. 


De rodillas enfrente mío. Me miró, no entendía 


"Cuando yo digo, como yo digo", seguía sin entender, bajé el cierre, saqué mi pene, ella de rodillas la empujé contra la puerta, la obligué a abrir la boca y le metí mi pene, dos caderazos y unos tosidos 


"Ya dale o lo hacemos mas duro", otra vez me miró, de rodillas, mirada hacia arriba, absolutamente sometida y comenzó. " Puedes usar las manos", finalmente ya había eyaculado una vez, me iba a costar un poco mas.


Me relajé, dejé que hiciera. Sí realmente era lo que sabía, siento venir el semen, la aplasto contra la puerta y termino en su boca, quiso pararse, tenía la boca llena, le puse mi mano en la boca y se lo tragó con algo de asco. 


Mantuve el pelo agarrado, saqué un pañuelo desechable y me limpié el pene, lo metí y subí el cierre, abrí la puerta, salimos, me miro con rabia. 


Tomé mi pañuelo y le limpié la boca, lo arrugué y se lo di en la mano, apreté esa mano y la saque del motel.


Afuera, la solté y me fui.

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