Objeto de Deseo
Vuelvo al departamento y
mientras camino con la bolsa de la comida, me digo a mi mismo que la
compra que hice ayer ha valido completamente la pena.
El olor de la comida activa
mi estómago, pero mas abajo tengo aun mas apetito.
Entro en el departamento y
te grito "ya volví!", no puedo evitar un poco de sadismo.
Lentamente camino a la
habitación, quiero disfrutar cada instante.
Primero oigo tu respiración,
jadeante, sigo acercandome, cruzo el umbral y ahí estas, en la cama.
Te das cuenta de que te miro, no se como lo notaste pero es evidente,
te retuerces y doblas el cuello para que tu oído quede en la
dirección en que supones que estoy. Boca abajo sobre la cama,
cegada, manos atadas a la espalda y unidas a tus piernas que están
flectadas hacia tu cabeza. Aún estoy algo molesto de que no hayas
traído el pelo trenzado como te pedí, pero si ibas a llegar tarde
te prefiero con el pelo suelto, ademas tu culo ya muestra el pago por
la desobediencia...
Como me gusta ver el
recuerdo de mis dedos en tu piel, mi mano roja en tu nalga tan
blanca...
En general es un cuadro
precioso, te ves tan sensual, cada orificio de tu cuerpo a mi
disposición y esa posición a veces me hace olvidar que eres una
persona, pareces un mueble, tibio y jadeante, casi un objeto de
decoración, pero no, estas ahí para saciarme y, ambos sabemos, tu
hambre también será saciada.
Me siento a tu lado, el peso
de mi cuerpo hunde el colchón, sabes perfectamente donde estoy,
emites sonidos, no se con que fin, no puedes hablar.
Con una mano recorro tu
cuerpo, primero tu espalda, cada detalle de ella, paso por tus
pechos, llego a tu culo y no me resisto, ambos escuchamos el
delicioso latigazo de tu piel contra mi mano... como me arde la mano
¿cuanto te arderá a ti?
Mi mano intrusa vuelve a tu
piel y mis dedos entran en ti, húmedo, muy húmedo, puedo sentir tu
aroma, tu verdadero aroma, la hembra en celo que me espera. Juego un
poco al mete-saca, lo disfrutas, rozo tu clítoris, un estertor, mi
mano se vuelve sádica y torturo el clítoris, rápido y brutal.
Tratas de decir cosas, pero finalmente es solo ruido incomprensible,
gutural, aun así nada que pudieses decir me detendría. Un par de
pellizcos en tu intimidad, brutales y dolorosos. Tu cuerpo ya no se
contiene, das latigazos con la columna, como un pez recién sacado
del agua, te mueves, retuerces y gritas babeante.
Lindo orgasmo.
Me quedo mirando como te
sacudes, uno, dos, tres veces pones la cabeza en la cama y la
levantas. Por un momento me pregunto si finges, si todo ese
movimiento es para agradarme, para incitarme a tomar tu cuerpo...
¿Importa? Claro que no, lo sea o no te tomaré.
Recuerdo mi apetito, me
pongo de pie e instantáneamente levantas la cabeza, estás
expectante. Bajo el cierre, el sonido es inconfundible y tus jadeos
también. La idea de lo que en pocos segundos haré me excita, pero
no tiene comparación a la sensación que obtengo en mi pene en
cuanto penetro tu boca. Nunca había estado tan suave, tan húmeda,
la saliva abunda... ¿Saliva? No, ya no, es baba, espesa y
chorreante.
Agarro tu pelo con una mano
y levanto medio cuerpo a la altura que me acomoda, primero una
embestida profunda y lo saco, para que te acostumbres. Repito la
profundidad, una arcada me deja entender hasta donde estoy llegando.
Repito la operación una, dos, tres veces y entonces mi autocontrol
flaquea, cojo tu cabeza con ambas manos, presiono los costados con
firmeza para inmovilizarte y libero mi cadera, comienzo a embestirte,
rápido, profundo y con violencia. Bajo la vista y veo como se sacude
tu cuerpo. Siento como soplas, las arcadas, tratas de berrear,
intentas colocar la cabeza en un angulo diferente y te fuerzo a
mantener mi agrado, no me interesan los gritillos, no me importa como
va quedando tu pelo, en este momento solo importa mi pene ... y por
ende, yo.
Mis brazos flaquean y mi
autocontrol vuelve, saco el pene luego de una embestida profunda, veo
los hilillos de baba que van de tu boca a mi pene. Te dejo caer,
arcadas, tos, te doblas, no se con que fin, pero finalmente quedas
casi como estabas en un comienzo.
Te dejo y vuelvo preparado,
levanto tu cabeza y vuelvo a penetrarte. Supongo que el sabor te
avisa que viene un cambio, embisto profunda y lentamente, arcada tras
arcada, soplido, bufido, y finalmente vuelvo a dejar caer tu cuerpo
sobre la cama. Te manipulo para que mi objetivo quede a mi comodidad.
Estoy sobre ti y ya sabes lo
que viene, por un segundo endureces tu postura, pero al instante
entiendes que debes rendirte y hundes la cara en el colchón. Apunto
mi pene al esfínter, al primer roce y pegas un respingo. Tomo una
nalga para tomar el control, abro para descubrir mi destino y
penetro, lenta pero firmemente, un grito gutural, tu espalda
arqueandose y mi cadera llega a tu culo, me quedo ahí, para que te
acostumbres y así disfrutar mi posesión. Comienzo a moverme y tus
gritillos vuelven, me muevo fuerte sobre ti, disfruto de tu carne
presionando mi pene, como si fuese una mano. Te embisto con
regularidad y a poco andar noto que tu cuerpo me responde, mueves el
culo en celo, buscas darme mas sensación y que tu cuerpo me sienta
mas profundamente.
Me muevo, me concentro en tu
culo, te mordería solo para saborearte, siento que mi placer ya
llega, dejo tu culo, retiro el condón, agarro tu pelo y eyaculo en
tu boca, tos, arcadas y te penetro la boca otra vez.
Al fin...
Ese bozal que te compré te
transforma, es como tenerte amordazada pero con la boca a mi
disposición, sin palabras, solo tus gemidos...
Comentarios
Publicar un comentario