La Apuesta (2)

Desde que perdieron la apuesta, las cosas con las chicas cambiaron.
Andrea era esquiva, nunca se quedaba a solas conmigo, no me miraba a los ojos y solo me hablaba cuando la Maca estaba con ella.

Las cosas con Macarena no siguieron como antes, pero tampoco eran como con Andrea. Desde la apuesta ella siempre sonreía al mirarme, me guiñaba un ojo al conversar y tomó como costumbre doblar su torso para hablarme cuando me daba la espalda. Por mi parte, cuando hacia eso, la miraba directamente a los ojos y solo entonces, a su vista y paciencia, bajaba la vista a su lindo culo y me quedaba un rato ahí. Cada vez que volvía a mirarla a los ojos, veía una radiante sonrisa.
Después de una semana, la tarde del viernes casi no había nadie en la oficina y vi a la Maca caminar por el pasillo moviendo a sus caderas, directo a mi escritorio. Se detuvo y posó ese lindo culo en la mesa...

-¿Repetimos la apuesta?
-¿La Andrea también juega?
- Sí, sé que quieres el par (guiñando un ojo)
- Claro, juguemos.


Y la Chile ganó de nuevo...

Ese lunes las cosas estaban muy lentas y la gente se fue temprano a casa, por lo que esta vez no tuve que esperar.

La Maca traía a su amiga de la mano, ella venía primero, pero noté que Andrea, si bien no se apuraba, tampoco oponía resistencia. Cuando estuvieron frente a mi, me miró con una sonrisa picara y quebrando la cadera dijo:

-¿Que quieres?

Andrea estaba de pie, con una postura desgarbada, se mordía un dedo y miraba a un punto indefinido unos centímetros frente a los pies de Maca.

Miré a Maca a los ojos
-Abraza a tu amiga... Abrázala por la cintura.

Maca tomó la estrecha cintura de Andrea y la atrajo hacia si. Cuando la tuvo estrechada comenzó a menearse, moviendo la cadera para mantener el contacto con la pelvis de su amiga. Los brazos de Andrea colgaban a los lados de su cuerpo y se balanceaba en sincronía, vi que los ojos de Andrea se fijaban en Maca y sonreía.

-Andrea, abraza la cintura de la Maca.

Me obedeció y sus brazos rodearon la cintura amiga. En este punto ambas se balanceaban en conjunto y lo disfrutaban.

-Maca, mete tus manos en los bolsillos traseros de la Andrea.

Andrea giró rápidamente su cabeza hacia mi y en cuanto nuestros ojos se encontraron bajó la vista, volvió la cabeza hacia su compañera y se mordió el labio inferior. La Maca bajó las manos, recorriendo los costados de la cadera que apresaba y llegando mas abajo de los bolsillos. Cuando llegó a ese pliegue que se forma justo debajo de las nalgas, levantó las manos aplastando todo el culo de su amiga y metiendo las manos en los bolsillos, con mas parsimonia de la que yo podría haber sido capaz.

Después de todo ese movimiento, ambas se miraban a los ojos, mientras se balanceaban.

-Andrea, haz lo mismo...

Ella giró un poco la cabeza en mi dirección, pero no levantó la vista, mordió su labio y metió sus manos directamente en los bolsillos contrarios.

En esa posición, enlazadas como estaban, comenzaron a balancearse en círculos, sus caderas no se despegaban entre ellas, sonreían y se miraban a los ojos.

- Quiero que se den un beso.

Fue extraño, parecía que esperaban esa orden, de inmediato la cabeza de maca se acerco a su amiga y se besaron. Era un beso amistoso, labios cerrados y ambas reían.

-Andrea abre la boca, Maca sabes que hacer ¿ No?

No me miraron, no cuestionaron, la boca de Andrea recibió a su amiga con gusto, con los ojos cerrados, balanceando sus cuerpos para no perder contacto. Me fije que la Maca comenzó a apretar el culito de Andrea, la atraía así si, mientras su bocas no se despegaban. Comencé a escuchar pequeños y placenteros ruidos, respiración pesada, la humedad de las lenguas en su lucha, gemidos susurrados.

De pronto Andrea despertó.

- Ya, mucho, ya pagamos.

Se soltó del placentero abrazo, se giró sin mirar a nadie y cruzó la oficina, para salir por la puerta principal.

La maca se quedó en su lugar mirándola al igual que yo. Cuando la chica cerró la puerta, me miró, sonriente, mordiéndose un dedo.

- Estuvo rico.
- ¿Se habrá enojado la Andrea?
- Na, créeme, enojada no estaba.
- ¿Tu como estas?
- Caliente, hoy mi pololo no se salva.
-¿seguiremos jugando?
- Claro tontito, la Chile juega el miércoles, espero que gane.

-Yo también...

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