La Deudora (3)


Para la cuarta vez decidí que debía enseñarle a la deudora lo que yo quería. No sé si enseñar es la palabra correcta, tal vez entrenar sea el concepto mas adecuado.


Había decidido que para esta vez le iba a pedir que se pusiera su mejor ropa interior, pero poco antes de su llamada entendí que esa idea era un error, dejarle espacio a ella era un error. Me hice una pregunta "¿De las tres veces que hemos tenido sexo, en cual se corrió?", sin entrar en disquisiciones sobre cuando una mujer se corre, que el orgasmo vaginal o clitoriano, se corrió solo una vez, cuando abrí su cuerpo con el mio y la obligué a sentir placer, en esa situación ella no tenía espacio. Eso debía lograr, que no tuviera opción, salvo sentir placer, incluso a su pesar y que ese placer fuese gracias a mi.

Como he dicho no era fea, era una mujer promedio, su problema era ser tan sosa, se sacaba poco partido, pero lo peor era lo poco femenino de su comportamiento general y eso sí me molestaba.

Conseguí una típica regla de plástico verde, de 30 centímetros, elemento sencillo, pero que me entretuvo y sirvió enormemente en esta etapa.

Me llamó.

"Te quiero con tacos altos, zapatos negros de taco alto", ella me dijo "Es que no tengo ninguno", ¡lo sabía! excusas vanas, le di la dirección exacta del local en el que vi los zapatos que quería, además le dije que quería un tipo de ropa interior en específico, también le di la dirección del local y el valor ... "Es que el dinero..", eso también lo sabía "No te preocupes, sé cuanto cuesta todo, cómpralo, antes de entrar al motel te devolveré el dinero". 

Silencio unos segundos... 

"Bueno".

Paso uno completado.

Paso dos, en el motel.

Entramos al motel, y como siempre ella se quedó de pie frente a la puerta nada mas entrar. 

Era tan sumisa y el que no se diese cuenta me parecía tan increíble, que incluso pensé que se hacía la tonta, pero bueno, eso era completamente irrelevante.

Sin mirarla di mi primera orden, "da un paso", saque la regla de mi maletín "otro".

Dos pasos cruciales y completamente decisivos. Todo ocurría como yo pensaba que debía ser, me permití una sonrisa.

Como les dije en su trabajo vestía chaqueta y pantalón gris, normalmente los pantalones le quedaban algo sueltos, pero su trasero sin chiste le hacía juego, esta vez, esos casi 10 centímetros hicieron su trabajo, un culito paradito. Olvidé mencionar que claramente no estaba acostumbrada a los tacos altos, caminaba torpe e inestablemente, algo que solo aumentaba su encanto, le ordené que se sacara la chaqueta, lo hizo, blusa blanca clásica, no merece mayor mención.

Comencé a caminar a su alrededor y dije "Muévete, baila para mi", cuando comenzó, tuve que contener las ganas de reír. Ahí estaba yo, mirando un baile completamente rudo, sin gracia, pero estaba preparado, no había decepción.

Se movía (no le podemos decir baile a eso), mientras lo hacía yo comencé a caminar a su alrededor regla en mano, ella no había visto mi "artículo de escritorio", cuando lo hizo no sé que pensó. Pasé por su espalda e hice mi movimiento, me acerqué, sostuve la regla e hice que el canto se deslizara por su cintura. La cosquilla, la sorpresa, todo, la hizo saltar a un lado y mirarme extrañada. Apunté con la regla el lugar en el que ella había estado "A tu lugar, sigue". Volvió a lo suyo, yo a lo mio, repetí el movimiento, ella lo esperaba, reaccionó, haciendo el movimiento de serpenteo que yo buscaba, repetí la misma operación en el otro costado. Exactamente lo que hacía era rozar con el borde-esquina de la regla, con la zona justo debajo de la axila y bajar por el costado hasta la cintura, la cosquilla le ocasionaba un espasmo que resultaba en el movimiento. Comencé a alternar, un lado, otro, un lado, otro y a poco andar entendió el juego, ahora sí teníamos un baile.

Sí, lo conseguí... otra sonrisa.

"Sácate la blusa", obvio que lo esperaba, se detuvo para desabotonar ... "REGLAZO!" "QUIEN TE DIJO QUE PARARAS!!!".

Siendo sincero, una regla verde de plástico, tiene un efecto sicológico derivado de la situación y la sorpresa, pero no es un buen artículo de azotes, buen sonido, pero poca fuerza y débil, pegas mal y se rompe. Cuando planeaba pensé originalmente en una regla de acero, pero dudo que hubiese aceptado el primer reglazo, además el fin no era una sesión de spank, era lograr una mujer sensual.

Me miró y siguió, se movía y trataba de desabotonar, no se cuantos logró antes de atorarse y dejar de moverse, agarré su pelo, me puse detrás de ella, tire el pelo doblando su cuello hacia mi, inmediatamente perdió el equilibrio y su cuerpo quedó apoyado en el mio, respiré en su cuello, le mostré la regla, se la puse en el cuello como si fuese un cuchillo y le pregunté lento al oído 

"¿Tienes caderas?" 

Unos segundos, no pude ver su expresión ... 

"sí"

"!Entonces úsalas!, están ahí para algo, ¡muévelas!, naciste mujer para eso"

La solté, di un paso atrás y...  Sí, era torpe, pero ahí estaba, movía las caderas mientras se desabotonaba, estaba siendo mujer.

Terminó su trabajo y siguió moviéndose sin que yo se lo dijiera, ya estábamos en la dinámica correcta.

Les describiré la ropa interior, ella ni siquiera sabía ser mujer, debíamos formar los cimientos, para construir sobre ellos. Era un conjunto, lindo y sexy, pero simple, tanga (no chico, ni cerca del cola-less) y sostén, era gris con rayas gruesas verticales en gris mas oscuro, en el borde superior del sostén y tanga había una línea de encaje blanco, sencillo y bonito, el sostén ayudaba a darle forma a sus pechos, pero la verdad ya eran suficientemente bonitos, el tanga se ajustaba bien a su trasero. Cuando le ordené que se sacara el pantalón vi que entre los tacos y el tanga el efecto era muy agradable. No habían transparencias, ni formas incómodas, de hecho dudo que haya desechado ese conjunto mas adelante, le venía muy bien.

"Sigue así, ahora frota tus pechos, no aprietes, solo por encima, baja por los costados, hasta tus caderas, sube de nuevo a tus pechos". 

Me acerqué a ella y con la esquina-canto de la regla, recorrí el canal de la espalda, el efecto fue el que deseaba, arqueó la espalda, desde atrás tomé su cuello, la atraje a mi y le dije al oído. 

"¿Sabes que tan rica te ves?"

Solo un susurro 

"no"

La pegué a mi, y comencé a empujar su trasero para que sintiera mi pene. Empujé una vez, luego otra, a la tercera sentí como ella se pegaba a mi, comenzó a mover sus caderas y empujar el trasero para sentirme mejor 

"Sigue así, cuando te diga, te sacas los pantalones, te quiero solo en ropa interior y zapatos". 

Di un paso atrás, disfruté de ella moviéndose al ritmo que le enseñé, la vi moverse bien, entonces me miró y, supongo, se asustó con mi mirada volviendo a su timidez. Está vez no me enojé, debía hacer que se olvidase de mi y se concentrase en el placer. La conclusión fue obvia, tomé mi corbata y vendé sus ojos. Obviamente quiso protestar, agarré sus brazos y le dije 

"Tranquila solo es mi corbata, no voy a apretarla"

Siguió intentando mover los brazos por unos momentos y cedió... la vendé.

Me acerqué y abracé desde atrás 

"Baila"

Comenzó a moverse, suavemente, poco a poco comenzó a frotarse mas con mi cadera y mi pene. Desabroché su sostén, lo mantuve en su lugar, di un paso atrás mientras ella se contoneaba, estiré mi mano, di unos pasos a su alrededor y lo solté, ella lo esperaba, no se sorprendió, lo dejó caer. Sus pezones estaban evidentemente duros, y seguía moviéndose. Con la regla empujé el pezón izquierdo, subí, bajé, apreté de nuevo y ella hizo una extraña contorsión creo que buscaba mas contacto, eso hizo que me diera cuenta de que ya estaba lista.

Otra vez me acerqué a ella desde atrás, la abracé, me pegué a su cuerpo para que me sintiera, movió la cabeza, le dije: 

"Toma el tanga de los lados y tira hacia arriba". 

Comenzó a tirar "Mas", tiró mas fuerte, con mi mano izquierda hice que se metiera en su vagina, pasé un dedo por la parte centrar, una contorsión y un "Uuuu, ah!" violento me indicó que había tocado el blanco.

Sí un paso atrás
"Sácatelo, lento, eres mujer, mueve las caderas"

Lo hizo, con un delicioso movimiento. 

La abracé y apunté su cuerpo a la cama, susurré 

"La cama está enfrente, da dos pasos, mueve las caderas, para eso son, cuando hayas dado los pasos, inclínate y muéstrame tu culo"

Fueron dos pasos completamente diferentes a cualquiera que ella hubiese dado, dos pasos definitivos, pasos de hembra, hembra que se sabe sexy, que sabe que me tiene duro. Sé inclinó y fue un espectáculo 

"Mueve las caderas" 

El espectáculo mejoró. Me acerqué tome toda una nalga con mi mano y la apreté hasta que mis dedos quedaran blancos, no pellizqué, lo hice con toda la mano, era un acto de posesión, era mía. Con la mano izquierda comencé a masturbarla, con la derecha seguí jugando con la regla, cosquillas en su espalda para que se arqueara, pequeños golpes en los pezones para que se endurecieran. Estaba mojada, continué, variaciones de golpes suaves, con la regla completamente suelta, no buscaba provocar nada de dolor, solo despertar sus sentidos ante un objeto ajeno. Minutos ¿10, 20? no sé, no los contaba, la única medida era la humedad ... ahora sí que estaba mojada.

Di un paso atrás, ella quiso seguirme, miró atrás con los ojos vendados

"De espaldas en la cama"

"Abre las piernas"

Primero dudó, como que abrió recogió y abrió de nuevo.

"Más"... lo hizó. 

"Ayúdate con las manos", lo hizo abriendo mas las piernas. Con la regla suelta en mi mano, comencé un golpeteo, por la parte interior de los muslos, ella movía las piernas a cada golpecito, dejé la regla, y con mis dedos le di el placer que buscaba. Bajé mi cierre, saque el condón de mi bolsillo, retiré la mano que masturbaba y me lo puse. Ella me esperaba, puse una mano al lado de su cabeza y ella supo lo que venía, se preparó, esta vez entre lento, no se si suave, lento, pero constante. No era humedad, estaba mojada, tan mojada... fue tan agradable entrar, empujar. Ponía su mano frente a su boca, pretendía no gemir, seguí duro y constante para que supiera quien era yo, bajé mi mano, hice masaje en su clítoris, se contorsionó, sus caderas me buscaban incluso a su pesar, noté su respiración, vi su mano bajar de su boca a un costado de su cuerpo, la puso sobre el colchón, seguí, la sentía y entonces, hice el acto del que estoy mas orgulloso en toda mi vida adulta, salí de ella.

Cuando se sintió vacía no se pudo controlar, pegó tres palmadas al colchón y subió su cadera arqueando la espalda violentamente, su vagina me quería, a pesar de ella misma. 

"Pídeme que te lo meta"

Solo un susurro 

"mtl"

"Mas fuerte" 

"mételo"

Bajé, me puse encima de ella, me sostenía con los brazos, sin aplastarla, puse mi boca a la altura de la suya, se abría esperándome, 

"Dime lo que quieres que te haga"

Un claro y fuerte "métemelo!!!" 

Y la penetré, fuerte, duro, constante, sus piernas me abrazaron, sus jadeos siguieron, se corrió con un grito, contorsiones, empujones a mi pecho, seguí hasta acabar .... sudado resoplando, ella estaba peor, no sabía que sentir.

Salí, saqué el condón, lo boté, me recosté a su lado, tocaba su cuerpo con mis dedos, me levanté, me bañé rápidamente para sacar mi sudor, me vestí algo húmedo aún, salí. Ella se movía sobre la cama, jugando con sus piernas de un lado al otro, se olvidó de mi... di un par de pasos

"Quítate la venda" , pestañeos intensos y me miró.

Paso tres.

Estiré mi mano 

"Ven"

Me dió la suya y de la mano la llevé al baño.

"Báñate"

La dejé hacer mientras miraba, su timidez volvió, pero ya era inútil, no había nada que ocultar. Me entretuve mirando viendo sus formas mojadas, redondas. Salió y la sequé .

"Vístete"

Fue diferente, la timidez seguía pero ya no era tal, era mas bien la costumbre de ser tímida, noté que se mostraba, al agacharse, al ponerse en cuclillas, de reojo me miraba. 

Terminó, me paré frente a la puerta, ella se colocó a mi lado, con la cabeza agachada, estiré mi mano, la puse en su nuca, me miró, ninguna resistencia, se agachó, sacó mi pene "puedes usar las manos", en realidad no era una orden, era un recordatorio, era nuestra costumbre, me corrí, tragó, se puso de pie, le di un pañuelo y nos fuimos cada uno a su casa.


Comentarios

Entradas populares de este blog

LA SEÑORA

Objeto de Deseo

El Trabajo nuevo, Capítulo 3