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Mostrando entradas de 2014

La Deudora (3)

Para la cuarta vez decidí que debía enseñarle a la deudora lo que yo quería. No sé si enseñar es la palabra correcta, tal vez entrenar sea el concepto mas adecuado. Había decidido que para esta vez le iba a pedir que se pusiera su mejor ropa interior, pero poco antes de su llamada entendí que esa idea era un error, dejarle espacio a ella era un error. Me hice una pregunta "¿De las tres veces que hemos tenido sexo, en cual se corrió?", sin entrar en disquisiciones sobre cuando una mujer se corre, que el orgasmo vaginal o clitoriano, se corrió solo una vez, cuando abrí su cuerpo con el mio y la obligué a sentir placer, en esa situación ella no tenía espacio. Eso debía lograr, que no tuviera opción, salvo sentir placer, incluso a su pesar y que ese placer fuese gracias a mi. Como he dicho no era fea, era una mujer promedio, su problema era ser tan sosa, se sacaba poco partido, pero lo peor era lo poco femenino de su comportamiento general y eso sí me molestaba. ...

Morena

Pelo largo, negro, liso, peinado y ordenado. Cuello estilizado, hombros a juego. Pechos en armonía, lindos enhiestos. Cintura que comienza sutil y llega a las caderas con energía. Caderas a juego con la armonía principal, lindo culo firme y redondo. Piernas con energía y su piel, canela, con sabor. Así te veo al entrar al dormitorio.

La Apuesta (2)

Desde que perdieron la apuesta, las cosas con las chicas cambiaron. Andrea era esquiva, nunca se quedaba a solas conmigo, no me miraba a los ojos y solo me hablaba cuando la Maca estaba con ella. Las cosas con Macarena no siguieron como antes, pero tampoco eran como con Andrea. Desde la apuesta ella siempre sonreía al mirarme, me guiñaba un ojo al conversar y tomó como costumbre doblar su torso para hablarme cuando me daba la espalda. Por mi parte, cuando hacia eso, la miraba directamente a los ojos y solo entonces, a su vista y paciencia, bajaba la vista a su lindo culo y me quedaba un rato ahí. Cada vez que volvía a mirarla a los ojos, veía una radiante sonrisa. Después de una semana, la tarde del viernes casi no había nadie en la oficina y vi a la Maca caminar por el pasillo moviendo a sus caderas, directo a mi escritorio. Se detuvo y posó ese lindo culo en la mesa... -¿Repetimos la apuesta? -¿La Andrea también juega? - Sí, sé que quieres el par (guiñando un ojo...

Conociéndote

Abro la puerta y estas ahí, de pie, orgullosa y sonriente. Linda, armoniosa, cabeza pequeña y erguida. Entras, dejas tus cosas en una esquina y de inmediato caminas hacia el living. Polera suelta y jeans ajustados, no apretados, no es necesario, sabes lo que tienes y yo lo adivino. Sabes que te miro y me das en el gusto, no caminas, te deslizas contoneándote, caderas breves pero sabrosas con cintura a juego, hermoso conjunto que deseo disfrutar en todas las formas que puedo imaginar. Me esperas, me miras con una leve sonrisa picara. Voy al sillón frente a ti y me cruzo de piernas...

Deudora (2)

La segunda vez que me encontré con esta "deudora" no fue nada especial. Para esas alturas ya tenía trabajo, vestía sobria, con un aburrido traje de dos piezas gris, chaqueta y pantalón, y traía su pelo recogido en una cola (eso si me gusta, pelo largo, mientras mas mejor, pero me conformo con que pueda hacerse una cola para poder manejarla).  El día siguiente a nuestro segundo encuentro comencé a sentirme decepcionado por la situación. Tuvimos sexo standard, pero sentí que fue como masturbarme con un gran trozo de carne. Lo cierto es que ella se portó mucho mejor que el primer encuentro, por eso la traté con menor rudeza, un par de poses, terminé y nos fuimos, pero eso no era lo que quería.  Cuando me llamó por tercera vez, tenía pensado lo que le pediría: "quiero que te pongas un jumper", obviamente dijo un par de cosas, pero al final dijo "bueno", como debía. Ella trajo un bolso, llegamos al motel, entramos a la pieza, la miré y le dije, ...

Deudora

En esa época trabajaba en cobranzas de un Banco. Un día llegó a mi oficina una deudora, quería intentar repactar su deuda, pero para hacerlo el banco le pedía $800.000 , me dijo que no tenía tanto dinero pero que en 6 meses podría pagar la mitad del total del préstamo. Siempre llegaban personas en las mismas condiciones y la respuesta era siempre igual, si no tiene dinero, no se puede negociar.  Cuando salí de la oficina, caminé como siempre, mirando vitrinas y a poco andar me toca el hombro la misma mujer. Cuando conversamos en la oficina ni siquiera me fijé en ella, realmente era poco notable para mi en esas condiciones, media como 1.60 y debía tener poco mas de treinta años, no era fea, pero estaba descuidada, pelo opaco, cara deslavada, y su ropa era sosa, jeans sueltos, una polera celeste, nada especial en ninguna forma. Supongo que mi cara le mostró que no tenía idea quien era, me dijo con voz muy baja que era la misma que había llegado en la tarde a la oficina, me rogó ...

La Apuesta (1)

La Maca era la mas extrovertida, también la mas voluptuosa.  Como siempre andaban juntas parecía mas gorda, pero no, simplemente era mas grande que Andrea. Un par años mayor y un par de kilos mas, distribuidos de excelente manera para hacerla apetitosa. Andrea no era tímida, pero claro no era la Maca, mas fina, mas delgada, algo mas sutil. Apetitosa por si sola. Siempre iban juntas, como las hermanas que no son. El mismo biotipo, pelo liso largo, el mismo corte, el pelo de Andrea algo mas claro, los jeans de la Maca siempre un poco mas apretados. Podías saber que venían por el ruido que hacían. Eran graciosas y algo escandalosas, pero divertidas.

El aprendizaje (1)

Era delgada, no como me gustan, simplemente no tenía mucho sabor. Morena, pelo a la altura del hombro, sin cuidar, apenas peinado. La ropa no era mejor, jeans justos, no ajustados, polera cómoda pero nada interesante. Una palabra la resumía “Sosa”, le faltaba sabor, ganas, intención. Entonces, ¿porque estaba ahí?