Deudora
En esa época trabajaba en cobranzas de un Banco. Un día llegó a mi oficina una deudora, quería intentar repactar su deuda, pero para hacerlo el banco le pedía $800.000 , me dijo que no tenía tanto dinero pero que en 6 meses podría pagar la mitad del total del préstamo. Siempre llegaban personas en las mismas condiciones y la respuesta era siempre igual, si no tiene dinero, no se puede negociar.
Cuando salí de la oficina, caminé como siempre, mirando vitrinas y a poco andar me toca el hombro la misma mujer. Cuando conversamos en la oficina ni siquiera me fijé en ella, realmente era poco notable para mi en esas condiciones, media como 1.60 y debía tener poco mas de treinta años, no era fea, pero estaba descuidada, pelo opaco, cara deslavada, y su ropa era sosa, jeans sueltos, una polera celeste, nada especial en ninguna forma. Supongo que mi cara le mostró que no tenía idea quien era, me dijo con voz muy baja que era la misma que había llegado en la tarde a la oficina, me rogó que tuviésemos una conversación y fuimos a un café. Me contó que era buena pagadora, que había tenido un problema y por esa razón pidió el préstamo y muchas otras cosas (al final todas las historias se me confunden, son iguales después de un tiempo). Le dije "¿ya y que quiere que yo haga?", quería que parase la cobranza al menos unos 6 meses, le dije lo de siempre "no se puede, son las reglas del banco" y replicó, "estoy dispuesta a hacer lo que sea", obvio que esas palabras sí llamaron mi atención, no era fea, no estaba gorda, pero era muy sosa. Dejé de irme por las ramas y le solté de una vez "mira a mi me gustan las cosas a mi manera", respondió "en serio, hago lo que sea", le hice una seña para que se acercara, como si le fuese a decir un secreto, metí mi mano en su nuca y apreté tirándole el pelo, la acerqué a mi boca y le dije "a mi me gusta duro y yo mando", la solté y se quedó cayada, pasaron unos minutos y le dije, "mira de todas maneras 800 lucas es demasiado caro, por mucho menos consigo una mina que de verdad haga lo que quiera, la única forma de hacerlo es que me pagues por adelantado, mes a mes, cada vez que nos juntemos te ganas un mes", me miró y siguió cayada. Pedí la cuenta y pagué los cafés, entonces de repente, con la cara algo roja y muy bajo me dijo "¿cuando empezamos?", la miré y le dije, "si es en serio ¡ahora!". Me paré y caminé, pasé por una farmacia y compré una caja de 3 condones, después fuimos a un motel que está a una cuadras. En la caminata ella me seguía, no dijo nada y yo tampoco, entramos y tomamos una pieza.
En la pieza, tiré mi maletín en una esquina, me desabotoné la camisa y me senté en la cama. Ella estaba frente a mi, de pie, seguía con la cara algo roja, movía las piernas como si quisiera ir al baño, miraba todo en la pieza menos a mi. Entonces le dije, "sácate la polera", me miró y se la sacó de un tirón, como que no quería pensar mucho en lo que hacía. La miré bien, le dije que se diera una vuelta, lo hizo y debo decir que su imagen mejoró mucho, tenía lindas curvas, no era una flaca sosa, de hecho sus caderas tenían sabor, aunque estaba algo suelta, obviamente no hacía nada de ejercicio. Llegaron los tragos "de cortesía" y le dije que se tomara los dos, necesitaba que se soltara. Se los tomó mirando al muro, entonces me paré, la agarré por detrás y la empujé, tenía un lindo trasero y yo se lo empujaba con mis caderas para sentirla... rico. Aqui vino mi primera frustración, le di vuelta, traté de darle un beso y no me dejó, corrió la cara, la miré y me dijo "no, asi no". Di un paso atrás y le dije que se sacara el sostén, resultó que tenía un lindo par, no grandes, pero las tenía lindas, redonditas y firmes. Volví al ataque por su espalda, traté de meter mi mano bajo los jeans, ella se movía, se resistía, trataba de arrancar, caímos sobre la cama. Yo seguía empujando mi cadera sobre su trasero, y entonces vino mi segunda frustración, comenzó con un tímido "no, no asi no". Me puse de pie y la miré, ella dio vuelta la cabeza y me miró, quiso decir algo, pero solo llego a "es que"... la aplasté con mi cuerpo y enredé sus piernas con las mias. Seguía empujando, era una tonta, peso 90 kilos ella no creo que pasara de los 57, inútil que quisiera moverme. Encima de ella tomé una buena mata de su pelo y le giré la cabeza con fuerza hacia mi, y le dije con rabia "mira tonta, te dije que me gustaban las cosas así, me voy a parar, si te quieres ir ándate y déjate de molestar, pero si te quedas te voy a hacer lo que quiero y como quiero, tu escoges", me puse de pie y la miré. Estaba boca abajo y solo traía los jeans (una de las imágenes que mas me gustan en una mujer), después de un par de respiraciones ella también se puso de pie, sin mirarme y entonces, como con la polera, se bajó de un tirón los pantalones y calzones (no recuerdo de que tipo o color eran).
Linda, era linda, tenía curvas donde se supone que tienen que estar, pechos pequeños pero paraditos y palidos, vello púbico (no me gusta) tenía un poco, pero sutil, era castaña natural. Le dije "quedate ahí", fui dando vuelta a su alrededor. Seguía nerviosa, movía las piernas, cruzando las rodillas, rozando sus muslos, le puse un dedo entre los pechos y mientras giraba lo iba deslizando, por sus hombros, brazos, nuca y cuando llegué a su espalda, bajé por el canal, ella saltó no se si por cosquillas o susto.
"Ponte en cuatro en la cama", ya estaba mas obediente, no preguntó, solo lo hizo, pero casi como todas las mujeres con las que he estado, no se preocupaba por mantener una postura sexy, parecía una mesa color carne. Le di una buena nalgada, fue fuerte, rápida y sin aviso, lo hice solo para ver si iba en serio, dio un gritito pero se quedó cayada al tiro, le di otro mas fuerte en la otra nalga, se dobló un poco levantando la espalda como gata, pasé mi dedo por su canal y le dije "para el culo", le pase el dedo por el canal de la espalda y seguí entre las nalgas, pasé por el ano (ella se dobló un poco) y llegue a la vagina. Le metí un dedo, ni fuerte, ni rápido, solo lo movía como tanteando, con el pulgar aplasté el clítoris solo un poco, ella se movió, giré la mano y puse el pulgar sobre el ano ... Otra vez "no, asi no" y le di una buena y realmente fuerte nalgada, ella pegó un grito y se echó adelante con la cara en el colchón, mi mano ardía, le agarré el pelo y le di una igual en la otra nalga. Ese ardor en la mano es tan satisfactorio, sentir ese picor, pero lo mejor es saber que ella siente toda mi mano en su nalga, siente calor comenzando a surgir de cada dedo marcado en la piel, como un guante caliente de agujas. No le solté el pelo y le empecé a meter dos dedos por la vagina, esta vez era fuerte y duro.
Esa imagen siempre me ha parecido excitante, la mujer desnuda, yo vestido completamente y haciendo lo que quiero, en este caso mientras le sostenía el pelo le metía dos dedos, giraba la mano y con el pulgar presionaba su clítoris o su ano.
Le moví la cabeza y pude ver como abría las fosas nasales con cada respiro y se mordía los labios, supongo que para no gritar. Me detuve, baje mi cierre y mientras lo hacía ella apoyó la cabeza en el colchón, pero mantuvo el culo parado. Le agarré la cabeza y puse su cara frente a mi pene, al menos sí sabia chupar, abrió la boca y puso su lengua bajo el pene, le dejé hacer, después de un rato empuje un poco, ella abrió mas la boca, dió un par de tosidos, lo saqué y sin soltar su pelo se lo puse en la vagina. Duro al mismo ritmo siempre, solo recuerdo el empuje y como salía un quejido cada vez que yo empujaba. Me detuve, le di vueltas, abrí sus piernas, le metí creo que tres dedos y empujé mucho su clítoris, ella recogía las piernas y gemía mordiéndose los labios. Cambio mi mano por el pene y entonces pasó, como que algo se quebró en ella, dejó de resistir y me dejó hacer, movía su cuerpo para facilitarme el trabajo, simplemente la puse en la orilla de la cama con las piernas bien abiertas, coloqué mi pene y para apoyarme puse una mano en su cuello, la otra en uno de sus pechos y comencé a empujar fuerte, duro, ella gemía a cada empuje, le apreté el pecho y ella quiso moverse o gritar, no sé, pero mi mano en su cuello lo impidió. Fuerte y duro, cada vez mas fuerte, la aplasté, la enterré contra el colchón con todo mi peso, la oí dar un largo gemido y yo terminé en ella...
Me detuve, me puse de pie, saqué el condón y lo boté, mas compuesto me senté a su lado a mirarla, ella giró su cara al otro lado, para no verme, su cara estaba roja, no lloraba, no reia, solo respiraba y tragaba saliva, le toqué los pechos, las caderas, la parte interna de los muslos. Estuvimos así algunos minutos, no se cuantos.
De pronto se comenzó a poner de pie y fue al baño, tuve una idea y esperé, preparé otro condón, no se demoró mucho en el baño, salió y comenzó a recoger su ropa y a ponérsela sin mirarme, primero el sostén, luego la polera, los calzones (lo siento sigo sin recordar como eran, tampoco recuerdo que tipo de zapatos llevaba), se puso los jeans. Mientras hacía eso, me comencé a masturbar cuando estuvo ella vestida y lista se paró mirando otra vez al muro, y comenzó a hablar, no se que decía, me puse el condón, me paré rápido, la agarré, tiré sobre la cama boca abajo, bajé de un tirón el jeans y los calzones (creo que rompí su cierre), en este punto ella ya sabia que venía y se acomodó para dejarme entrar, estiro una pierna y recogió la otra, puse una mano en su cadera, con la otra apretaba un seno, y se lo metí rápido, fueron algunos minutos de pura furia. Mientras lo hacia ella gemia abría la boca y mordía las sábanas.
Terminé, me incliné y le dije, "así son las cosas, cuando yo quiero, como yo quiero", tomé mi chaqueta y le dejé una de mis tarjetas, "si quieres seguir, llámame todos los meses en esta fecha", fui al baño, me bañé y la dejé, cuando la miré por ultima vez estaba acostada todavía tal y como la dejé.
El trato duró como 8 meses.
Señor, me ha encantado su relato.
ResponderEliminarMis respetos
Muchas Gracias por tu comentario
EliminarDe nada Señor, es todo un placer poder leer sus relatos. Soy sumisa, tengo 33 años y soy de Santiago también.
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